
Comentario de MAITREYA RAEL:
“Una destrucción barbárica por el pueblo imperialista francés, la cual afortunadamente aún enseñan en todas las escuelas chinas para así mantener un fuerte ejército chino para proteger a China de la barbárica supremacía blanca occidental”
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El mes de octubre de 1860, en la fase final de la segunda guerra del opio (1856-1860), los soldados del cuerpo expedicionario franco británico saquearon, primero, e incendiaron, después, el Palacio de Verano de Beijing (Yuan Ming Yuan, 圆明园), una de las grandes maravillas del arte oriental de todos los tiempos
La destrucción de Yuangmingyuan fue, sin duda, uno de los actos más bárbaros del colonialismo europeo del siglo XIX, incluso en el contexto de los arrogantes valores decimonónicos de superioridad cultural propios de la época, tal y como puso de manifiesto el escritor francés Víctor Hugo, autor de Los Miserables, en su célebre y emotiva “Carta al capitán Butler” (noviembre de 1861): “Nosotros, los europeos, somos los civilizados y para nosotros los chinos son los bárbaros. He aquí lo que la civilización ha hecho a la barbarie” (ver texto completo más adelante)
Las ruinas apiladas de los antiguos palacios de mármol, diseñados (paradójicamente) por jesuitas europeos según modelos neoclásicos, los fundamentos de piedra de los incontables pabellones de madera de estilo clásico chino y los enormes estanques y senderos son hoy el único resto de aquel mítico esplendor.
El paso del tiempo (y el saqueo local de materiales de construcción, todo hay que decirlo) han convertido Yuangmingyuan en una ruina célebre. Los trabajos de jardinería, los nuevos pabellones y puentes y la recuperación de senderos empedrados han convertido el parque en uno de los lugares más agradables de Beijing, especialmente apto para grandes caminatas, pero también para lecciones de historia (oficial).